La comercialización de un producto, la prestación de un servicio; el dictado de una clase o una conferencia; hasta negociar el lugar de vacaciones con la pareja o ponerle inteligentemente los límites a un hijo, todas son actividades de venta.
Posiblemente usted se sorprenda, sin embargo, cuando entablamos una nueva relación, estamos vendiéndonos; cuando intentamos convencer a nuestro jefe de que merecemos un ascenso, estamos vendiéndonos, cuando intentamos convencer a nuestra pareja de que veranear en Brasil es más interesante que hacerlo en México (o viceversa) estamos vendiéndonos.
De estos ejemplos se desprende un concepto muy importante: debemos desmitificar, desmaterializar y “levantar” la concepción tradicional de ventas, lo cual no quiere decir que pretendamos adherirnos a un pensamiento utópico de las relaciones comerciales.
La neuroventa tiene un basamento anclado en comportamientos humanos, por lo tanto, es imprescindible que el área comercial incorpore metodologías para abarcar los clientes esencialmente como personas y, paralelamente, aprovechar los últimos avances de las neurociencias para establecer con ellos un ámbito satisfactorio de relaciones a partir de los conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro.
El mundo ha cambiado mucho, sin embargo, todavía hay vendedores que utilizan técnicas tradicionales porque “les dan resultado” y, lo que es peor, realizan cursos de capacitación que, aun cuando parezcan nuevos, no dejan de ser más de lo mismo.
Afortunadamente, las neurociencias modernas nos dan una pista para comprender por qué piensan de este modo: las actividades que realizamos como “siempre las hicimos” permiten al cerebro un gran ahorro de energía, creando una zona de comodidad que se convierte en una especie de prisión invisible. Por ello nos resulta tan difícil cambiar hábitos, técnicas, modos de relacionarnos y de hacer, incluso de pensar.
Quedarse en esa zona de comodidad es un gran error, porque en un contexto que exige modernidad, flexibilidad, plasticidad y dinamismo, sólo pueden vender con inteligencia y resultados los profesionales que aprendan “cotidianamente”, capitalizando el avance del conocimiento científico y la tecnología.
Por ello, y a medida que vamos formando profesionales con nuestro Método de Venta Neurorrelacional® (más de 50.000 según el cálculo de nuestro departamento comercial) nosotros también investigamos, aprendemos e incorporamos todo aquello que nos permita continuar en el camino de nuestro crecimiento.
Sin duda, un enfoque apropiado sobre la gestión del vendedor debe incluir una formación de estas características porque hemos entrado de lleno en la “revolución de las neurociencias”, esto es, en una era donde sus avances y aplicaciones son prácticamente insoslayables.
Ya no existe una receta de aplicación universal para vender porque el éxito depende de la adecuación de las técnicas, porque cada situación es diferente y cada cliente es único.
En síntesis, la Neuroventa explora los mecanismos cerebrales (cognitivos y emocionales) que intervienen en todos los procesos de interacción vendedor-cliente.
Ello apunta no solamente a mejorar los procesos de comunicaciones para garantizar la generación de empatía, que siempre conduce a buenos resultados, sino también, y fundamentalmente, al diseño de técnicas destinadas a potenciar su eficacia mediante el desarrollo de su propia inteligencia personal, social y emocional.